Una década después de que Apple
revolucionase el mundo de la música con su tienda iTunes, la industria musical está sufriendo otra transformación digital radical. Los oyentes han empezado a abandonar los CD y las descargas para pasarse a los servicios de streaming, o difusión en tiempo real como Spotify Pandora
y YouTube.
Pero, a medida que las empresas que se encuentran detrás de estos servicios digitales se transforman en firmas de miles de millones de dólares, el dinero relativamente escaso que ha proporcionado a los artistas causa preocupación.
A finales del año pasado, Zoe Keating, una compositora independiente del norte de California que describe su estilo como “violonchelo vanguardista”, facilitó un ejemplo inusualmente detallado. En unas voluminosas hojas de cálculo publicadas en su blog de Tumblr, reveló los derechos de autor que percibe por distintos servicios, hasta el último centavo.
Las cifras reflejaban lo duro en que se ha convertido el trabajo de músico hoy en día. Después de que sus canciones se hayan puesto más de 1,5 millones de veces en Pandora, ganó 1.652,74 dólares. En Spotify, 131.000 reproducciones le supusieron unos ingresos de 547,71 dólares, o 0,42 centavos al día.
Ningún artista podrá sobrevivir profesionalmente, excepto los que tengan un importante negocio de conciertos en directo
“En algunos tipos de música, como la clásica o el jazz, estaremos condenando a los autores a la pobreza si esta va a ser la única manera en la que la gente consume música”, señala Keating.
Los servicios destreaming pagan fracciones de centavo a las compañías discográficas cada vez que suena una canción; una parte va a los intérpretes y a los compositores como derechos de autor. A diferencia de los derechos de una venta, estos pagos se acumulan cada vez que un oyente pincha sobre una canción, año tras año. “Ningún artista podrá sobrevivir para ser profesional, excepto los que tengan un importante negocio de conciertos en directo”, explica Hartwig Masuch, consejero delegado deBMG Rights Management.
Spotify tiene 20 millones de usuarios en 17 países, y cinco millones de ellos pagan entre 5 y 10 dólares al mes por el servicio sin anuncios. Sean Parker, miembro del consejo de administración, indica que Spotify atraerá finalmente a suficientes suscriptores como para devolver a la industria de la música su gloria pasada, es decir, la de la época anterior a la aparición de la primera empresa importante de Parker, Napster.
Estados Unidos, como el mercado musical más importante, ha sido un terreno de pruebas fundamental para las empresas destreaming, pero la competencia está aumentando en todo el mundo. El servicio francés Deezer
ha anunciado planes para implantarse en más de 100 países. Anghami
presta servicio a los oyentes en Oriente Próximo, y el mercado indio cuenta conDhingana
y Saavn.
Sin embargo, los éxitos difundidos enstreaming pueden proporcionar unos ingresos sustanciosos a las estrellas más importantes del pop. Un ejecutivo de Google dijo recientemente en una presentación de los resultados financieros de la empresa que el popular vídeo Gangnam style de Psy, que se difundió rápidamente por Internet, había generado 8 millones de dólares en YouTube, donde había sido visto 1.200 millones de veces, lo que produjo unos derechos de autor de cerca del 0,6% por cada visita.
Pandora, con 67 millones de usuarios habituales, cotiza en Bolsa y tiene una capitalización de mercado cercana a los 2.000 millones de dólares. En los cuatro últimos trimestres ha pagado 202 millones por “costes de adquisición de contenidos”, entre los que se incluyen los pagos de licencias; Spotify anunció recientemente que ha pagado 500 millones de dólares por derechos de autor desde que se creó. Las descargas, en comparación, generaron 2.600 millones en ventas en 2011.
Cliff Burnstein, cuya empresa, Q Prime,
lleva a la banda de heavy metal Metallica, asegura que, aunque el streaming perjudica a las ventas de CD y de descargas, no todo está perdido siempre que el número de suscriptores de pago aumente rápidamente. “Hay un punto en el que podría haber una canibalización del 100%, y ganaríamos más dinero a través de los servicios de suscripción”, señala Burnstein. “Calculamos que ese punto se encuentra en aproximadamente 20 millones de suscriptores en todo el mundo”.Metallica ha anunciado recientemente un acuerdo exclusivo con Spotify.
“Los artistas tampoco ganaban mucho dinero con los CD cuando se introdujeron”, indica Donald S. Passman, un famoso abogado especializado en el sector musical y autor del libro All you need to know about the music business [Todo lo que necesita saber sobre el negocio de la música]. “Eran algo especial, y tenían un índice de derechos de autor más bajo. Luego, cuando se generalizaron, los derechos de autor aumentaron. Y eso es lo que sucederá en este caso”.
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